Descripción del proyecto
El gaucho, jinete legendario de las pampas argentinas, uruguayas y del sur brasileño, supo blandir desde sus orígenes un cuchillo muy particular, útil a sus necesidades y distintivo a la hora de lucirlo. Apenas habían transcurrido unas pocas décadas desde su irrupción en la historia de este tramo de América, cuando el gaucho se dispuso a usar un original cuchillo encabado en plata y en ocasiones, ornamentado con detalles en oro. Desde entonces, nos referimos al primer cuarto del siglo XIX, aquel paisano que sólo se movía montado en su caballo, jamás comenzaría una jornada de trabajo o fiesta, sin su correspondiente cuchillo de plata. Herramienta o arma, según las circunstancias, tan noble cuchillo siempre hubo de acompañarlo en sus más diversas actividades.
El apego del gaucho por las piezas de plata hizo que cada paisano luciera alguna de ellas. Hasta en los registros iconográficos más antiguos, los distintos personajes retratados por los cronistas viajeros exhibían los brillos inconfundibles de la plata en el cuchillo, en las monedas de una rastra, o en el equipo de montar.
Entre sus afectos, el gaucho apreciaba por igual un caballo domado a su gusto, como la figura distintiva de un cuchillo “verijero” o de cintura. Resultaba imposible describir a dicho jinete sin uno de estos elementos; “hasta el mendigo lo hacía a caballo” –dirán los cronistas– y el cuchillo es, sobre todo, la prolongación de su mano.
Detalles del proyecto
- Fecha: Septiembre 2005 / Mayo 2006
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